El arranque del año 2012 resultó particularmente cruel
con la cultura burgalesa. En enero abandonaba el mundo de los vivos, a los 74
años, Bernardo Cuesta Beltrán, uno de los más grandes poetas burgaleses del
siglo XX, autor de una obra extensa y profunda, atenta a los anhelos del ser
humano, recogida en libros como Cenizas en el páramo y Antológicamente. Y
apenas dos meses después fallecía de forma repentina, con 51 años, el agitador
cultural Jorge Villalmanzo, poeta, músico, columnista y escultor, fundador de
asociaciones y revistas literarias, escritor de corazón enorme que estampó su
talento en obras como Las cenizas de la nieve, Círculo adscrito, Un japonés en
mi interior y Bazar de tinta.
Conjurados en torno a la memoria de los dos poetas, doce
creadores burgaleses ponen ahora en pie en el Centro de Arte Caja de Burgos CAB
la exposición Diversum, un homenaje multidisciplinar que agavilla las
sensibilidades de los pintores Ignacio del Río, Gerardo Ibáñez, Cristino Díez,
María José Castaño y Fernando Arahuetes, los fotógrafos Isaac Martínez ‘Sacris’
y Asís García Ayerbe y los escritores Félix Alonso Camarero, Tony Santos,
Eliseo González, Óscar Esquivias y José Gutiérrez Román.
Diversum se presenta al espectador como un cofre que
contiene doce obras, una por cada uno de los artistas participantes. Cada uno
de los pintores y fotógrafos aporta 52 piezas distintas, y los escritores han
realizado serigrafías de sus textos en forma de obra gráfica numerada y
firmada.
Son, en total, 624 ofrendas (104 fotos, 260 serigrafías y
otras tantas obras pictóricas), alentadas por el personal impulso artístico de
los creadores, conceptualmente diferentes entre sí y concebidas para ser
contempladas con miradas muy diversas y, por supuesto, con muy distintos grados
de fruición, entendiendo siempre que de la unión de lo diferente surge la
belleza.
Ha escrito Óscar Esquivias a propósito de Diversum: “Nos
guía la convicción de que la belleza tiene muchas formas de manifestarse y de
que el arte es nuestra razón de vivir, de estar en el mundo y de hacerlo más
hermoso. Nuestro propósito es que esta colección esté llena de belleza, de
alegría, de todo lo que les gustaba a Bernardo y a Jorge, de todo lo que, en
definitiva, nos enseñaron a amar”. La Fundación Caja de Burgos acoge con orgullo
en el CAB este homenaje a dos espléndidos poetas burgaleses, una “miscelánea de
pequeña maravillas plásticas y literarias” que pretende mantener prendida la
llama cómplice del recuerdo.
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